viernes, 29 de agosto de 2008

"En Mejillones yo tuve un amor..."

El altar de la iglesia.



Hace tanto tiempo que no visitaba Mejillones. El miércoles fuimos en un Tour con los curitas del curso y me acordé de unas misiones en las que participé como seminarista, incluso antes, como joven de la Parroquia Madre de Dios en una jornada y como estudiante universitario, un fin de semana en la casa de un compañero.

Estaba muy linda la iglesia de pino oregón, las calles coloridas y un calor de miedo... almorzamos cerca del mar y salimos a sacar fotos. Me acordaba de la canción "en Mejillones yo tuve un amor..." todo el rato, aunque yo no tuve ninguno por estos lados. Fue un viaje superficial: bajar, saludar y subir, sin embargo celebramos la Eucaristía y fuimos al Gólgota, donde Cristo entrega su vida por nosotros... porque eso es la Santa Misa: el Sacrificio de Cristo. Ese es el gran amor que tiene todo sacerdote, su Misa, la Misa, el Señor. Podría cantar entonces, pero de otra forma por su puesto que en Mejillones yo tuve un amor.



El progreso se ve desde mucho antes en el camino desértico a la entrada de Mejillones... las antenas de la termoeléctrica.


La Iglesia de madera centenaria.


El tradicional altar con su retablo (la Virgen estaba en un anda y por eso no está en su lugar en el retablo, sino que abajo del altar fuera de la foto; había salido hace unos días en procesión).


La postal tradicional... en reparaciones.


Las aguas del pacífico, en la playa.

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